INSTITUCIÓN EDUCATIVA FONTIDUEÑO JAIME ARANGO ROJAS
Miguel Ramos Carrión
EL SEMINARISTA DE LOS OJOS NEGROS
Desde la ventana de un casucho viejo
Abierto en verano, cerrado en invierno
Por vidrios verdosos y plomos espesos
Una salmantina de rubios cabellos
Y ojos que parecen pedazos de cielo
Mientras la costura mezcla con el rezo
Ve todas las tardes pasar en silencio
Los seminaristas que van de paseo
Baja la cabeza sin erguir el cuerpo
Marchan en dos filas, pausados y austeros
Sin más nota alegre sobre el traje negro
Que la beca roja que ciñe su cuello
Y que por la espalda casi roza el suelo
Un seminarista entre todos ellos
Marcha siempre erguido con aire resuelto
La negra sotana dibuja su cuerpo
gallardo y airoso, flexible y esbelto
Él solo, a hurtadillas
Y con el recelo de que sus miradas observen los clérigos
Desde que en la calle vislumbra
A lo lejos a la salmantina de rubio cabello
La mira muy fijo con mirar intenso
Y siempre que pasa le deja el recuerdo
De aquella mirada de sus ojos negros
Monótono y tardo va pasando el tiempo
Y muere el estío y el otoño luego
Y vienen las tardes plomizas de invierno
Desde la ventana del casucho viejo
Siempre sola y triste, rezando y cociendo
Una salmantina de rubio cabello
Ve todas las tardes pasar en silencio
Los seminaristas que van de paseo
Pero, no ve a todos ve solo a uno de ellos
Su seminarista de los ojos negros
Cada vez que pasa gallardo y esbelto
Observa a la niña que pide aquel cuerpo
En vez de sotana marciales arreos
Cuando en ella fija sus ojos abiertos
Con vivas y audaces miradas de fuego
Parece decirla te quiero, te quiero
Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo
Sí yo no soy tuyo me muero, me muero
A la niña entonces se le oprime el pecho
La labor suspende y olvida los rezos
Y ya solo vive en su pensamiento
El seminarista de los ojos negros
En una lluviosa mañana de invierno
La niña que alegre saltaba del lecho
Oyo tristes cantos y fúnebres rezos
Por la angosta calle pasaba un entierro
Un seminarista sin duda era el muerto
Pues cuatro llevaban en hombros el féretro
Con la beca roja por cima cubierto
Y sobre la beca el bonete negro
Con sus voces roncas cantaban los clérigos
Los seminaristas iban en silencio
Siempre en las dos filas hacia el cementerio
Como por las tardes salir de paseo
La niña angustiada miraba el cortejo
Los conoce a todos a fuerza de verlos
Solo, solo falta entre todos ellos
El seminarista de los ojos negros
Corrieron los años pasó mucho tiempo
Y allá en la ventana del casucho viejo
Una pobre anciana de blancos cabellos
Con la tez rugosa y encorvada el cuerpo
Mientras la costura mezcla con el rezo
Ve todas las tardes pasar en silencio
Los seminaristas que van de paseo
La labor suspende, los mira y al verlos
Sus ojos azules ya tristes y muertos
Vierten silenciosas lágrimas de hielo
Vieja, sola y triste aún guarda el recuerdo
Del seminarista de los ojos negros
Ismael Enrique Arciniegas
¿Quieres que hablemos?... Está bien... empieza:
Habla a mi corazón como otros días...
¡Pero no!... ¿qué dirías?
¿Qué podrías decir a mi tristeza?
No intentes disculparte... ¡todo es vano!
Ya murieron las rosas en el huerto;
el campo verde lo secó el verano,
y mi fe en ti, como mi amor, ha muerto.
Amor arrepentido,
ave que quieres regresar al nido
al través de la escarcha y las neblinas;
amor que vienes aterido y yerto,
¡donde fuiste feliz... ya todo ha muerto!
¡No vuelvas... ¡Todo lo hallarás en ruinas!
¿A qué has venido? ¿Para qué volviste?
¿Qué buscas?... ¡Nadie habrá de responderte!
Está sola mi alma, y estoy triste,
inmensamente triste hasta la muerte.
Todas las ilusiones que te amaron,
las que quisieron compartir tu suerte,
mucho tiempo en la sombra te esperaron,
y se fueron... ¡cansadas de no verte!
Cuando por vez primera
en mi camino te encontré, reía
en los campos la alegre primavera...
toda esa luz, aromas y armonía.
Hoy... ¡todo cuán distinto! Paso a paso
y solo voy por la desierta vía.
Nave sin rumbo entre revueltas olas
pensando en las tristezas del ocaso,
y en las tristezas de las almas solas.
En torno la mirada no columbra
sino aspereza y páramos sombríos;
los nidos en la nieve están vacíos,
y la estrella que amamos ya no alumbra
el azul de tus sueños y los míos.
Partiste para ignota lontananza
cuando empezaba a descender la sombra.
... ¿Recuerdas? Te imploraba mi esperanza,
¡pero ya mi esperanza no te nombra!
¡No ha de nombrarte! ¿para qué?... Vacía
está el ara, y la historia yace trunca.
¡Ya para que esperar que irradie el día!
¡Ya para que decirnos: todavía!
Si una voz grita en nuestras almas: ¡Nunca!
Dices que eres la misma; que en tu pecho
la dulce llama de otros tiempos arde;
que el nido del amor no está desecho,
que, para amarnos otra vez, no es tarde.
¡Te engañas!... ¡No lo creas!... Ya la duda
echó en mi corazón fuertes raíces.
Ya la fe de otros años no me escuda...
Quedó de sueños mi ilusión desnuda,
¡y no puedo creer lo que me dices!
¡No lo puedo creer!... Mi fe burlada,
mi fe en tu amor perdida,
es ansia de una nave destrozada,
¡ancla en el fondo de la mar caída!
Anhelos de un amor, castos risueños,
ya nunca volveréis... Se van... ¡Se esconden!
¿Los llamas?... ¡Es inútil!... No responden...
¡Ya los cubre el sudario de mis sueños!
Hace tiempo se fue la primavera...
¡Llegó el invierno, fúnebre y sombrío!
Ave fue nuestro amor, ave viajera,
¡y las aves se van cuando hace frío!
Miguel Ramos Carrión (Nació en Zamora, España el 17 de mayo de 1848-Muere en Madrid, el 8 de agosto de 1915).
Fue un dramaturgo, periodista y humorista español. La ciudad de Zamora le honra con el nombre de una calle céntrica, así como el Teatro Ramos Carrión.
Ismael Enrique Arciniegas (Curití, Santander, 2 de enero de 1865 - Bogotá, 23 de enero de 1938) poeta colombiano cuyo estilo se encuentra en la transición del romanticismo al modernismo. Está considerado como el precursor del florecimiento intelectual santandereano.
Ocupación: Periodista, político, poeta, abogado
Sepultura: Cementerio Central de Bogotá
Cargos ocupados: Senador de Colombia
Educado en: Universidad Católica de Colombia
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa basta.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto
Pablo Neruda
(Seudónimo de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto; Parral, Chile, 1904 - Santiago de Chile, 1973) Poeta chileno, premio Nobel de Literatura en 1971 y una de las máximas figuras de la lírica hispanoamericana del siglo XX. A la juventud de Pablo Neruda pertenece el que es acaso el libro más leído de la historia de la poesía: de Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924), escrito a los veinte años, se habían editado dos millones de ejemplares a la muerte de su autor.
Nació en Sevilla el 17 de febrero de 1836, en la calle Conde de Barajas 28. Era hijo del pintor José Domínguez Insausti, que firmaba sus cuadros con el apellido de sus antepasados como José Domínguez Bécquer. Su madre fue Joaquina Bastida Vargas. ... En esta biblioteca empezó Gustavo Adolfo a aficionarse a la lectura.
Algunas de sus Rimas:
- XVII -
Hoy la tierra y los cielos me sonríen;
hoy llega al fondo de mi alma el sol;
hoy la he visto..., la he visto y me ha mirado...
¡Hoy creo en Dios!
-XXXVIII-
Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer: cuando el amor se olvida,
¿sabes tú adónde va?
- XX -
Sabe, si alguna vez tus labios rojos
quema invisible atmósfera abrasada,
que el alma que hablar puede con los ojos
también puede besar con la mirada.
- XXI -
-¿Qué es poesía? -dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul-.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
- XXX -
Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó en su llanto
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: ¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: ¿Por qué no lloré yo?
Mario Benedetti (Paso de los Toros, 14 de septiembre de 1920-Montevideo, 17 de mayo de 2009). Poeta, novelista, dramaturgo, cuentista y crítico uruguayo perteneciente a la Generación del 45. La literatura ciudadana es el medio que tiene Benedetti para comunicarse con sus lectores
No lo creo todavía estás llegando a mi lado y la noche es un puñado de estrellas y de alegría
Palpo gusto escucho y veo tu rostro tu paso largo tus manos y sin embargo todavía no lo creo.
Tu regreso tiene tanto que ver contigo y conmigo que por cábala lo digo y por las dudas lo canto.
Nadie nunca te reemplaza y las cosas más triviales se vuelven fundamentales porque estás llegando a casa.
Sin embargo, todavía dudo de esta buena suerte porque el cielo de tenerte me parece fantasía.
Pero venís y es seguro y venís con tu mirada y por eso tu llegada hace mágico el futuro.
Y aunque no siempre he entendido mis culpas y mis fracasos en cambio sé que en tus brazos el mundo tiene sentido.
Y si beso la osadía y el misterio de tus labios no habrá dudas ni resabios te querré más todavía.
Tus manos son mi caricia mis acordes cotidianos te quiero porque tus manos trabajan por la justicia
Si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo y en la calle codo a codo somos mucho más que dos
Tus ojos son mi conjuro contra la mala jornada te quiero por tu mirada que mira y siembra futuro.
Tu boca que es tuya y mía tu boca no se equivoca te quiero porque tu boca sabe gritar rebeldía.
Si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo y en la calle codo a codo somos mucho más que dos.
Y por tu rostro sincero y tu paso vagabundo y tu llanto por el mundo porque sos pueblo te quiero.
Y porque amor no es aureola ni cándida moraleja y porque somos pareja que sabe que no está sola.
Te quiero en mi paraíso es decir que en mi país la gente viva feliz, aunque no tenga permiso.
Si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo y en la calle codo a codo somos mucho más que dos.
Compañera usted sabe que puede contar conmigo no hasta dos ni hasta diez sino contar conmigo.
Si alguna vez advierte que la miro a los ojos y una veta de amor reconoce en los míos no alerte sus fusiles ni piense qué deliro a pesar de la veta o tal vez porque existe usted puede contar conmigo.
Si otras veces me encuentra huraño sin motivo no piense qué flojera igual puede contar conmigo.
Pero hagamos un trato, yo quisiera contar con usted. Es tan lindo saber que usted existe uno se siente vivo y cuando digo esto quiero decir contar, aunque sea hasta dos, aunque sea hasta cinco no para que acuda presurosa en mi auxilio sino para saber a ciencia cierta que usted sabe que puede contar conmigo.